COLUMNA DEL DIRECTOR / Por: José Martín Ramírez Pech
En política, se han observado diversas formas de manipulación que pueden ser utilizadas por los líderes y los partidos políticos para influir en la opinión pública.
¿Qué técnicas de manipulación usan en México?
Desinformación y propaganda: La desinformación es la difusión intencional de información falsa o engañosa con el objetivo de influir en la percepción de la población. La propaganda política puede usar medios de comunicación controlados o influenciados para difundir mensajes manipuladores y distorsionar la realidad.
Ejemplo: Durante la Segunda Guerra Mundial, el régimen nazi de Adolf Hitler utilizó ampliamente la propaganda para difundir información falsa y manipular la opinión pública. Uno de los ejemplos más conocidos es la difusión de teorías conspirativas antisemitas, como el libelo de sangre, para justificar la persecución y el genocidio de millones de personas.
Sesgo y selectividad informativa: La selección parcial de información o el enfoque en determinados aspectos puede llevar a una presentación sesgada de los hechos. Esto puede incluir destacar los logros propios y minimizar o ignorar los fracasos, o viceversa, exagerar los errores del oponente y subestimar sus éxitos.
Un ejemplo famoso es la administración de George W. Bush en Estados Unidos, que presentó la invasión de Irak en 2003 como una medida necesaria para eliminar armas de destrucción masiva, aunque posteriormente se descubrió que estas armas no existían.
Manipulación emocional: Los políticos pueden apelar a las emociones de la población para influir en su opinión. Esto puede incluir el uso de discursos emotivos, historias personales impactantes o explotar temores y preocupaciones existentes.
Durante la Guerra Fría, la retórica anticomunista empleada por políticos estadounidenses como el senador Joseph McCarthy apelaba al miedo y la paranoia de la población, generando una caza de brujas contra supuestos simpatizantes comunistas y destruyendo la vida de muchas personas inocentes.
Creación de chivos expiatorios: Los líderes políticos a veces buscan desviar la atención y redirigir la culpa hacia otros grupos o individuos. Al señalar a ciertos grupos como culpables de los problemas de la sociedad, intentan crear una narrativa que genere hostilidad y distracción de otros problemas.
Durante la década de 1930, el líder alemán Adolf Hitler y el Partido Nazi utilizaron a los judíos como chivos expiatorios, culpándolos de los problemas económicos y sociales de Alemania. Esta manipulación condujo al Holocausto y al asesinato de millones de personas.
Polarización y división: Algunos políticos pueden emplear retórica divisiva para generar tensiones y conflictos entre diferentes grupos de la sociedad. Esto puede incluir la exacerbación de diferencias ideológicas, culturales o sociales con el fin de movilizar y mantener el apoyo de una base de seguidores.
Ejemplo: El gobierno de Cataluña, liderado por el entonces presidente Carles Puigdemont, utilizó un lenguaje emocional y apeló al sentimiento de identidad nacional catalana para movilizar a sus seguidores. Se enfocaron en destacar los aspectos culturales y políticos que supuestamente justificaban la independencia, mientras minimizaban los posibles obstáculos y consecuencias negativas.
Promesas incumplidas: Los políticos a menudo hacen promesas durante las campañas electorales para ganar apoyo, pero después no cumplen o incumplen esas promesas una vez en el poder. Esto puede generar desilusión y desconfianza en la población.
Un ejemplo reciente es el caso del Brexit en el Reino Unido. Durante la campaña del referéndum sobre la salida de la Unión Europea, los políticos que apoyaban el Brexit hicieron promesas sobre los beneficios económicos y el control migratorio que resultaron ser difíciles de cumplir una vez que se materializó la salida.
Manipulación del lenguaje: El empleo de lenguaje ambiguo o el cambio de significado de las palabras pueden ser tácticas utilizadas para engañar o confundir a la audiencia. Al cambiar los términos de un debate o usar eufemismos, los políticos pueden manipular la percepción de los problemas y sus soluciones.
